¿Optimismo ante las exportaciones?

La fuga de capital de un país nunca ha sido cosa buena; ya sea por la vía de las mentes más preparadas, la industria o cualquier otra alternativa, no interesa que las cosas que tanto dinero ha costado desarrollar se pierdan o, lo que es todavía peor, sirvan para dotar a otros países de todo aquello que nosotros sí pudimos financiar pero no podemos procesar debido a la crisis. En dicho contexto, una alternativa interesante aparece para las energías renovables en África y el sur de América, puesto que son considerados hoy por hoy los grandes mercados del futuro para las energías verdes, ya que necesitan actualizar su modelo de desarrollo si quieren tener presencia en el mercado competitivo a escala internacional. El escenario no podría ser más favorable para España, que tiene cercanía geográfica con unos, lo cual facilita y abarata las exportaciones, y cultural con otros, lo que es ciertamente útil a la hora de integrar a personal cualificado en dichas naciones sin costes adicionales para la empresa pero. ¿nos interesa realmente exportar? La respuesta es claramente favorable, siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones. Como es lógico pensar, no podemos permitirnos el lujo de ser pura exportación, ya que necesitamos mantener el modelo de desarrollo nacional alimentado; el problema vendrá cuando las empresas vean cómo se les trata en España y en otros países. Será entonces cuando muchos se pregunten qué razones tiene para quedarse. Foto: Arraya